Al asumir el gobierno, con “más desocupadxs que votos”, Néstor Kirchner, además de crear las condiciones para la reactivación del mercado interno, recuperando el crecimiento y creando empleo, se ocupó de los sectores más postergados apostando a la organización en cooperativas. Esto se profundizó y profesionalizó durante los gobiernos de Cristina Fernández.
Para ello se crearon programas de obra pública y construcción de vivienda que canalizaban la demanda del Estado hacia cooperativas creando entre los años 2004 y 2008 más de 4000 cooperativas que trabajaron de manera sostenida para los programas de “Emergencia habitacional”, “Agua más trabajo”, construcción de Centros de integración comunitaria y cientos de prestaciones para satisfacer la demanda pública con bienes y servicios a los diferentes niveles del estado.
Posteriormente, se impulsaron otros programas como el de “Capacitación con obras” y “Ellas hacen”, siguiendo con la demanda dirigida a organizaciones cooperativas.
Permitieron que cientos de miles de compatriotas ingresaran al mundo del trabajo, se capacitaran en oficios y permitieran el progreso de sus familias. Además se alcanzaron los objetivos de terminación de obras que satisficieron infinidad de necesidades de la población y llevaron dignidad a nuestro pueblo en distintas regiones del país.
En el sector textil se canalizó la demanda pública de artículos del sistema educativo, sanitario y de seguridad hacia cooperativas organizadas en redes, que además de permitir los beneficios a la sociedad que ya se mencionaron, crearon polos textiles y encadenamientos productivos que permitieron la consolidación del sector cooperativo textil.
También durante los gobiernos de Cristina se impulsaron los trabajos de preservación del medio ambiente, organizando a sectores de la recolección y reciclado de residuos y la limpieza urbana y de arroyos en miles de cooperativas de trabajo que consolidaron un ámbito laboral que hoy resulta imprescindible.
Hubo un impulso generalizado a proyectos cooperativos, sobre todo a aquellos que permitieron la recuperación de empresas en manos de sus trabajadores con el otorgamiento de créditos y subsidios para su consolidación, en unas condiciones económicas de mercado interno y demanda pública que beneficiaron el crecimiento de todos los sectores de pequeñas y medianas empresas.
Se creó el Registro de Efectores que permitía que las cooperativas de trabajo pudieran participar de las compras directas que hacía el Estado y a la vez sus trabajadores tenían un régimen especial de aportes previsionales a su medida y podían gozar de obra social.
Fueron años que representaron un crecimiento y consolidación del sector de manera que nunca se había dado en la historia.
Luego vinieron los negros años del macrismo en que, intencionalmente, se fue cerrando toda posibilidad de desarrollo, y los programas fueron desarmando las cooperativas y las posibilidades de trabajo para convertirse en planes de contención social que preservaran el desmoronamiento general del trabajo y la economía.
Hoy asistimos al ataque que recibe nuestro Pueblo mediante el acoso judicial que se realiza contra Cristina, un ataque que utiliza un conjunto de jueces y fiscales que reclaman independencia de su poder, pero conviven y son funcionales con los ejecutores del proyecto de dependencia y dominación.
Por todo esto los cooperativistas de trabajo somos parte de la lucha del pueblo que defiende a Cristina, denunciando las arbitrariedades e infamias cometidas en su contra y sumando al proyecto nacional y popular que reclama volver a la política económica y productiva en favor de los intereses nacionales.
No vienen por ella, vienen por el proyecto que incluye al sector obrero, redistribuye la riqueza y genera puestos de trabajo genuino. Vienen por nuestros derechos. Vienen por el peronismo.
Por eso, todxs con Cristina, siempre.